La película con la que vengo hoy es de lo más ligero que he encontrado últimamente, y la verdad es que lo necesitaba.

Existen personas, y no digo que esté mal, que a veces quieren mejorar y aspiran a más. Es el caso del director de esta cinta, Richard Greenberg, quien acostumbrado a ser director dió el salto a la dirección con esta cinta, la cual no debió de dar el resultado esperado ya que tardó once años en volver a dirigir.
La película está protagonizada por el niño prodigio Fred Savage. y por Howie Mandel.
La película en sí no es nada del otro mundo, es muy simplona, a los que nos criamos en los ochenta, nos hace recordar aquella época. Pero recomendarla sería ir muy lejos.
Lo mejor: lo ochentera que es.
Lo peor: no me gusta que este tipo de películas tengas una marcada intención moralista o adoctrinante.
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