Creo que me estoy convirtiendo en un adicto a las redes sociales,
actualmente mi mayor ilusión, aparte de que me pidan en matrimonio, es
despertarme y correr hacia el ordenador para ver si tengo nuevos miembros en la
página de Facebook, o cuanto han subido las visitas al blog. Pero notas que
estas perdiendo el norte cuando ves una película que te ha gustado mucho, pero
piensan que no es lo suficientemente vistosa como para captar a la gente, y que
entonces no merece la pena. Así que, aún a riesgo de ser contraproducente, y
voy a centrarme en la esencia de tan ilustrísimo blog, voy a seguir viniendo
con el cine con el que he venido hasta ahora, sin preocuparme quien viene y
quien va. Y obviamente voy hacerlo sin perder la compostura, cómo he hecho
hasta ahora.
-¿Compostura? Si no recuerdo mal, hace poco, alguien te dijo que eras
demasiado crítico.
-Bueno, pero eso es una opinión, y reconozco que es cierto, a veces soy
demasiado critico, pero otras soy demasiado blando.
-¿Y buscar un termino medio y mantenerte en él?
-¿Termino medio? Parece mentira que me conozcas desde hace tanto tiempo.
Sin más dilación me centro en lo que me trae hoy aquí.
En "Una vida sencilla" se demuestra que los hongkoneses tienen una
visión muy especial del cine. Son capaces de crear poesía en imágenes, y sin
demasiados medios. La delicadeza con la que cuenta esta película creo que rara
vez se ve en el cine.
El argumento se centra en una criada que ha servido a la misma familia
durante 60 años. En el momento en el que empieza la historia la protagonista se
ocupa del último joven de la familia que aún vive en Hong Kong. Un día, la
sirvienta sufre un derrame cerebral, y Roger, el joven al que cuidaba decide
hacerse cargo de ella, cambiando de alguna manera los papeles. Ella ingresa en
una residencia que mostrará la miserable situación de mucha gente mayor en la
ciudad de Hong Kong.
Cómo he dicho antes es pura poesía, me ha gustado mucho. Pero tengo que
reconocer, que como acostumbro a decir con las películas asiáticas, la barrera
cultural se nota, y momentos que están hechos sin ningún tipo de malicia, a los
europeos nos puede parecer lo contrarío. Por eso recomiendo no juzgar las
actuaciones de ninguno de los personajes hasta el final de la película.
Otra cosa curiosa es que esta cinta ha sido llevada a cabo por una mujer.
Siempre he tenido entendido que las mujeres asiáticas tenían vetadas muchas
cosas, y el cine era una de ellas, pero esta cinta no es china, es hongkonesa
que por lo visto y debido a la ocupación debe de ser un lugar mucho más laxo en
varios aspectos. La directora es Ann Hui, quien puede no ser demasiado conocida
en un principio, resulta ser una de las grandes directoras del cine hongkonés,
habiendo cosechado siempre muy buenas criticas y llevando trabajando desde
finales de los años setenta.
Esta cinta esta protagonizada por Deannie Yip y por Andy Lau, este último
trabajó en "La casa de las dagas voladoras". Poco más puedo decir de
ambos debido a mi completa incultura en cine de esta clase y origen.
Realmente recomiendo encarecidamente esta película. Desde luego no es la
mejor que ha pasado hasta la fecha por aquí, pero es un film muy a tener en
cuenta.
Lo mejor: la perfección de la historia, y la delicadeza con la que capta la
atención del espectador.
Lo peor: el hecho de que en algunos aspectos los hongkoneses sean tan
diferentes a los europeos hace que a veces el mensaje se pierda un poco.
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