Sucker Punch (2011)

No hay nada cómo inventarte la realidad, cuando la que vives no te gusta, y eso es innegable. Habrá personas a las que eso les parezca una locura, a mí me parece mera supervivencia. Puedes vivir en un mundo horrible donde eres poco más que un ser transparente, o puede vivir en un mundo maravilloso, eso lo eliges tú. 

Es bastante obvio que hoy estoy enfadado, y no me apetece demasiado escribir, de hecho me he estado planteando dejar de escribir el blog. De momento sólo me lo estoy planteando, pero en breve puede que lo haga. 

En "Sucker Punch" se nos presenta una terrible realidad en la que una joven es internada en una institución psiquiátrica. Ella, como esa realidad no le gusta, prefiere inventar un presente mucho más interesante, en el que ella es una guerra, que tiene que lograr reunir a un equipo y conseguir huir del edificio donde se encuentra prisionera.

Cuando vi esta película por primera vez, me encantó, y a la vez me sorprendió mucho que no se convirtiera en un gran éxito de taquilla, ya que reúne todo lo necesario para hacerlo. Pero eso nunca ocurrió, no arrasó en taquilla, y creo que tampoco se está convirtiendo en una película de culto, a pesar de tener un argumento más que aceptable, una estética muy interesante y una banda sonora llamativa. A estas alturas me pregunto:"¿qué se necesita pues para convertirse en película de culto?

Tras saber quién es el director de esta cinta, es obvio el porqué de la estética. Y es que el sello personal de Zack Snyder creo que es la estética tan cuidada que siempre tienen sus películas, entre las que encontramos "300", "Watchmen" o "El hombre de acero".

Este film está protagonizado por Emily Browing, quien ha trabajado en "Ghost Ship", y a la que veremos en "Pompeya" dentro de muy poco.

Cómo dije antes, la banda sonora es un aspecto muy interesante y destacable de esta cinta.

Para ir terminando, sólo decir que es una gran película.

Lo mejor: la estética y la banda sonora, acompañan a un argumento muy interesante.

Lo peor: que no haya tenido la aceptación que se merecía.