Estoy hablando de la última película de mi queridísimo Wes Anderson, el cual empieza a ser uno de mis directores favoritos, ya que todavía no he visto nada suyo que no me haya gustado. Para los que no lo sepan, Anderson es un hombre de costumbre y de amigos, ya que quien trabaja una vez con él, por regla general, repite. Todo el mundo cree que su actor fetiche es Bill Murray, y así es, pero ¿cuanta gente sabe que Owen Wilson sólo se ha perdido una película más que Murray, y por lo tanto le sigue de cerca?.

Anderson, nos presenta una historia de esas a las que ya nos tiene acostumbrados, y como no podía ser de otra forma, narrada de forma exquisita.
El grupo de actores que ha conseguido reunir Anderson en esta ocasión es otro de los aspectos que dan una gran profundidad a la película. Como protagonistas están Ralph Fiennes y Tony Revolori, pero lejos de quedarse ahí ha contado con los ya antes mencionados Bill Murray y Owen Wilson, además de Saoirse Ronan, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jude Law, Edwar Norton e incluso con Tilda Swinton.
Ciertamente me proclamo un gran seguidor de Anderson, e invito a todo el mundo a ver alguna de las películas, sea la que sea. Y aviso de que esta no será la última de sus películas que pase por tan ilustrísimo blog, a igual que tampoco es la primera.
Lo mejor: la maravillosa forma que tiene el director de enlazar las historias y de hacer que algo que no tiene importancia te resulte tan interesante, y es que esa es la verdadera función de quien cuenta historias, hacerlo de forma que cualquier evento pueda resultar apasionante.
Lo peor: que el papel de Swinton sea tan breve.
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