No sé cómo me las arreglo para no hacer nada en todo el día, e ir siempre
con el tiempo justo a los sitios. Hoy sin ir más lejos no he hecho demasiado, y
sin embargo aquí estoy, corriendo porque me ha pillado el toro, he quedado
dentro de 20 minutos para ir al cine, después de haberme pasado la tarde
pudiendo haber actualizado el blog, y sin embargo he estado mirando las
musarañas.
Vengo con una de las películas más raras de cuantas han pasado por aquí. En diferentes
sitios la califican como terror, thriller o drama, y la verdad yo tampoco
sabría cómo clasificarla, y es que Roman Polanski es así.
"El quimérico inquilino" cuenta la extraña historia de paranoia de
un hombre que se muda a un edificio de apartamentos, donde cada uno de los
inquilinos es más extraño que el anterior. De hecho los inquilinos sembraran el
desconcierto en el personaje, pero no solo ellos, ya que al parecer el barrio
entero lo manipulará de una manera u otra. Además, partimos de la base de que
la anterior inquilina del apartamento que él ocupa se suicidó tirándose por la
ventana.
En esta película el señor Roman Polanski ocupa los roles de director,
guionista, y protagonista, y no sé si esto se debe al amor que siente por sigo
mismo, o a que quería hacer algo experimental.
Ciertamente la cinta es tan extraña que cuando se estrenó, el director fue prácticamente
abucheado, y sin embargo hoy en día se considera una película de culto. Yo el
culto no lo he visto por ninguna parte, no me ha desagradado, pero me ha
parecido especialmente densa y lenta.
Por lo visto, y documentándome, esta película, junto con
"Repulsión" y "La semilla del diablo", forman parte de una
trioligía de terror y casas de Polanski. Si él lo dice, me parece bien.
Lo mejor: la tensión que consigue el director haciendo que la cinta sea tan
lenta.
Lo peor: lo extraño que resulta el conjunto.
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