¿No os ha pasado nunca que al escuchar una cinta de rock, de repente os dais cuenta de que os habéis quedado embarazados? Cuando me pasó a mi fue una un auténtico drama. Mis padres son mormones fundamentalistas, y claro, no se lo tomaron muy bien. Arreglaron un matrimonio con alguien a quien ni siquiera conocía. Supongo que no fue muy difícil tomar la decisión, me fui de aquella casa con el único objetivo de buscar a la persona que cantaba en esa cinta de rock, ya que era el padre de la criatura que crecía en mi vientre.
A veces me cuesta diferenciar entre la realidad, y las películas que veo. Pero casi estoy seguro de que eso de antes es el argumento del film de anoche, o no. Puede que simplemente la vida de la protagonista, y la mía se parezcan casualmente.
Creo que esto solo me pasa cuando me gusta la película, y esta lo hizo. Entretenida, ligeramente sentimental, pero totalmente predecible, aún así recomendable.
Y con sorpresa, porque uno de los protagonistas es otro Culkin, en este caso Rory Culkin. Creo que es el tercero de los hermanos que interpreta, y lo que es más extraño, los tres tienen la misma cara. La madre de estos ha decidido no cerrar su horno de hacer bebes hasta que uno la retire. La otra protagonista, Rachel, esta interpretada por una más que atractiva Julia Garner.
Si a todo eso le sumas una estética bastante decadente y una muy aceptable banda sonora, tienes una de esas obras entretenidas con las que a veces nos sorprenden los americanos.
Lo mejor: Me guste o no lo que haga la señora Culkin con su horno, los Culkin siempre consiguen sorprenderme y para que negarlo, no actúan mal del todo.
Lo peor: la incertidumbre, y solo los que vean esta película, entenderán esto ultimo.
Y con esto, hasta mañana.
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