Hoy no tengo demasiadas anécdotas que contar, no me ha pasando nada relevante
en mi apasionante vida, por lo menos nada que tenga por qué importaros lo más mínimo.
"El congreso" es la extraña historia de Robin Wright, a medio
camino entre su vida real, y la ficción, a medio camino entre la imagen real, y
la animación. Plagada de referencias a la vida real de la actriz, y de otras
personas del mundillo, la trama de la cinta se centra en un futuro no muy
lejano en el cual los estudios, cansados de los actores, deciden sustituirlos
por replicas de ellos mismos, escaneándolos a cambio de grandes sumas de
dinero. Muchos actores, hastiados por las exigencias de sus carreras ven una vía
de escape en este nuevo método, y pronto todos los actores pasan por este
proceso. Pero Robin no lo tiene claro, y ve numerosos conflictos. Pero el
dinero es el dinero. Veinte años después, la autentica Robin acude a un
congreso en un estado de Estados Unidos donde todo es animación, incluso ella,
y allí se dará cuenta del gran error que cometió.
Esta película israelí ha sido dirigida por Ari Folman. De lo que no cabe
ninguna duda es de que le gusta bailar entre los diferentes estilos hasta crear
el suyo propio. Se involucra tanto en proyectos de animación, como en los que
cuentan con actores reales, incluso los mezcla, y clara prueba de ello es la
película con la que he venido hoy. Además ha dirigido "Vals con
Bashir", y ahora está trabajando en una película de animación titulada
"Ana Frank".
La cinta está protagonizada, obviamente, por la verdadera Robin Wright, y me
gustaría mucho saber hasta qué punto está basada en ella. A lo largo de la
película se le recrimina en múltiples ocasiones la serie de malas decisiones
que ha ido tomando a lo largo de su carrera cinematográfica, y es cierto que,
salvo algunas excepciones, sus películas nunca terminan de maravillar. Pero no
lo necesita, es la princesa prometida. El que sí que sabe hacer buenas
elecciones es Paul Giamatti.
Reconozco que la película no es perfecta, de hecho el comienzo es bastante
lento, pero aún así es muy recomendable. Ahora yo me pregunto cómo una película
que ha recibido premios en el Festival de cine Europeo, y en el de Sitges,
además de nominaciones en el Festival de Cannes y en el Gijón, puede haber
pasado tan desapercibida por los cines.
Lo mejor: la elegante y desquiciada mezcla que ha logrado el director.
Lo peor: el principio de la película es muy lento, tanto que dan ganas de
levantarse e irse.
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